La especialista del Centro de Investigaciones Regionales “Hideyo Noguchi” de la Universidad Autónoma de Yucatán, Rosario García Mis, señaló que la resistencia del cerebro a la insulina “hay que entenderla como un proceso biológico normal, que tiene que ver con la demanda de energía de los órganos para mantener la vida”.
Indicó que la resistencia a la insulina se da en la etapa cuando se requiere de energía de manera aguda ante un estrés, una descarga emocional o una infección, pero es transitoria y desaparece.
Agregó que por esa razón es necesario mantener la reserva energética adecuada para resolver el problema.
Al participar en la Semana Internacional del Cerebro que se realiza en ese centro de investigación, dijo que cuando esos problemas son crónicos la insulina puede desencadenar cualquiera de las patologías que tienen un marco inflamatorio como Alzheimer, cáncer, diabetes mellitus tipo II, esquizofrenia y depresión.
“Cuando aparece un evento crónico hace que se pierda la regulación del sistema nervioso en los órganos de control del apetito, la ansiedad, función del hígado, del cerebro mismo y de otros, en los que trabaja la insulina”, abundó.
La insulina va a más allá de la diabetes y en definitiva en el ser humano están las células beta del páncreas, la secretan, sintetizan y distribuyen a todo el organismo, indicó.
Las células del páncreas son como las otras células en el organismo, están especializadas para una función determinada y es comunicarse muy bien con las otras, no sólo con las del metabolismo de la glucosa, sino también en el de los lípidos, en el neuro-desarrollo y la comunicación del sistema endocrino, añadió.
Consideró que uno de los retos principales para atender el problema está en “hacernos conscientes de nuestra vida, en la relación con el ambiente, saber escuchar las señales del organismo, nuestros alimentos”.
Fuente: Notimex